Historia:
El concepto moderno de Protección Civil surge a raíz de la Primera Guerra Mundial, cuando la Organización de Naciones Unidas (ONU) firma el 12 de agosto de 1949 el Protocolo 1, adicional al Tratado de Ginebra, como "Protección a las víctimas de los conflictos armados internacionales" y como disposición para facilitar el trabajo de la Cruz Roja y el auxilio a las víctimas en dicho conflicto.
Hoy en día éste protocolo se utiliza todavía en países armamentistas aunque, por lo general en otros lugares más democráticos se conoce como código rojo, protección civil o defensa civil, que se utiliza para el auxilio en casos de desastres naturales o ajenos.
En la defensa personal, la protección civil o prevención civil, tiene un trasfondo similar pero se basa en un espacio perimetral propio o también llamado seguridad individual, que explica lo que no se debe de hacer, o el caso opuesto de lo que se podría hacer para minimizar cualquier tipo de riesgo.
La defensa individual civil, nace debido a todos los conflictos sociales desde tiempos atrás. Es indiscutiblemente la lucha por la subsistencia unida al sentido común innato del ser humano para su propia protección en cualquier tipo de ambiente.
En la época contemporánea, varios analistas y expertos tomaron en cuenta la importancia de las medidas cautelares familiares o individuales relacionados a los riesgos, es por esto que contamos con diferentes tipologías para salvaguardar la integridad física, basados en estudios profundos que intentan alcanzar menores impactos de cualquier desastre.
Para la defensa personal específicamente hablando, utiliza como instrumento todas las posibles medidas para precaver todo lo que incluye el externo, refiriéndose a todas aquellas probabilidades en contra que atenten a la seguridad de cualquier individuo. Estas bases están firmemente plantadas por estudios y estadísticas del ambiente social, cuyas observaciones primordiales están enfocadas en el comportamiento, las tendencias y cambios del sistema.
Para atacar a un enemigo, debemos de conocerlo primero. Analogía básica para entender cuáles son nuestras debilidades y cambiarlas por acciones más lógicas y contundentes para evitar cualquier altercado, entre ellas podríamos nombrar algunas no menos importantes tales como, la ignorancia, la exposición, la distracción, la condición física, control del miedo, uso de elementos, el estado anímico, etc. Son factores que no pueden dejarse de lado y que deben de estar presentes como teoría y práctica dentro de los entrenamientos.
Actualmente existen cursos impartidos por profesionales que detallan aspectos muy importantes con ejemplos muy sencillos pero a la vez muy significativos de la seguridad propia, que nos permite entender como una situación riesgosa puede ser evitada gracias a la actuación rápida e inteligente sin la necesidad de confrontar una pelea o en el peor de los casos, terminar en una fatalidad o en un problema legal.
Lamentablemente, mucha de ésta información se extrae de internet y no necesariamente cumple con las normas establecidas del estudio de la prevención civil y en varios casos carecen de una fuente fidedigna y hasta en ocasiones se denota que es una simple apreciación empírica de cualquier persona que escribió lo que en ese momento las musas le dictaron.
La prevención civil, se debe de tomar con la mayor seriedad posible ya que su intención es el de tratar salvar vidas o al menos disminuir las bajas y por ello la relevancia de incluir en las clases éste tipo de tema a los alumnos con entrenamientos más realistas, junto con los análisis del modus operandi de los inescrupulosos, al menos para tener una noción cautelar y convertir todas las posibles debilidades civiles en fortalezas.
Cualquier maestro dedicado a la enseñanza de la defensa personal callejera, tiene como obligación guiar a sus pupilos en una línea de entrenamiento correcto y honesto, sin ideas falsas de técnicas y estilos maravillosos asegurando serán las mejores herramientas para resguardar una vida. No obstante es verdad que la condición física y el saber defenderse difiere a un practicante de cualquier civil común pero no se puede concretar que la pelea es el único y último recurso para salir ileso de una confrontación y mucho menos obviar que en la calle no existen reglas. Es por esta razón y muchas más la necesidad de fortalecer las directrices no solo con prácticas físicas sino también en áreas intelectuales que amplíe la mente del practicante y conozca cómo puede evadir situaciones ajenos a cualquier control.
En estos tiempos el acrecentamiento de la inseguridad es cada vez mayor gracias al sistema endeble y casi olvidado por los gobiernos. Las leyes ya no son bases firmes ni confiables para nadie, la fuerza policial dejó de ser hace mucho un ente de seguridad ciudadana y la política está dedicada en totalidad a sus intereses dejando de lado al pueblo. Estas tres razones son suficientes para entender que estamos relativamente solos y que debemos de buscar caminos viables y responsables para nuestra seguridad.
El peligro es una realidad, pero no quiere decir que debamos vivir con miedo o paralizarnos de pánico, es entender que existe y que estamos obligados a ser más astutos y precavidos, para disfrutar de una vida normal y emprender nuestras actividades diarias.